Escribo en mis blogs esta vez, sobre mis sensaciones como Coordinador de Multimedios para el Festival Cervantino, al terminar la edición 2008:
Dejar Guanajuato todos los años es un proceso doloroso. La ciudad guarda recuerdos hermosos para mí pero también, a raíz del Cervantino, experiencias intensas y aleccionadoras. Trabajar en la organización del Festival más complejo de México por su magnitud y logística no es sencillo ni para las sensibilidades más guerreras.
Al parecer de muchos la edición 2008 del Festival costó mucho más que cualquier otra en el pasado. No sólo (quizás) a razón de los presupuestos pero sobre todo en el trabajo diario y las complicaciones de último minuto. Las cosas tuvieron que producirse en poco tiempo y siempre bajo presión. Pese a los percances lo resolvimos, aún cuando nuestros triunfos pasaron deapercibidos para la prensa y el público, y nuestros errores ocuparon marquesinas y titulares en los medios y la blogósfera mexicana. Eso no me entristece necesariamente, pero sí reubica cómo vivo y opero estas cosas.
Aborrezco el asunto de "todos los derechos reservados" porque reutilizo mi cultura para hacer música para cine mudo, porque hago código para computadoras desde los ochenta, y soy amante de los temas con variaciones en la música y el arte. La cultura es un proceso. Todo esto me ha enseñado que copiar, replicar, reusar, imitar y compartir es el sustento del arte, de la ciencia y mejor que eso: de la vida.
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