Para nosotros deseosos de un poco de "aniversarismo" semanal, este 15 de marzo pasado celebramos 70 años que Lovecraft abandonó la idea de seguir con vida, para dejarnos aquí a merced de sus pesadillas.
Hace unos días una amiga mía, Jaeth, absolutamente entendida en materia de literatura anglo me ayudaba a colocar al ferviente estudioso del Necronomicón en el torcido lado gótico de mi entendimiento; a entenderlo como una bestia anti-convencional e infantil aunque desquiciado sigloveintista.
Gabriel Zaid escribió para Letras libres un texto que me parece formidable. En él revela algunos datos estrujantes sobre la ponderación de la industria papelera en México, frente a la falta de energía inyectada para la industria editorial mexicana y el auge de la industria editorial española.
Varios párrafos llaman mi atención; a continuación los cito. En cuanto tengan un tiempo denle un vistazo al artículo completo en la edición impresa de febrero de 2007, o en link que he puesto arriba.
Durante un buen número de años, los libros mexicanos destacaron por su capacidad de abrirse paso en el extranjero, algo poco común en las otras manufacturas del país. Empezaron a ganar mercados y prestigio. Por ejemplo: en 1951, gracias a la presencia de José Gaos en el Fondo [de Cultura Económica], México puso en circulación El ser y el tiempo de Heidegger, antes de que hubiera traducciones al italiano (1953), inglés (1962) y francés (1964). En esta orientación cosmopolita, la industria editorial maduró antes que el resto de la industria nacional. Pero la oportunidad pasó de noche para los economistas.
Me comenta L.O. de este seminario sobre ensayo, crítica literaria y literatura que a mi juicio tiene un carácter imprescindible en la facultad, para los allegados al tema. Los participantes forman un gran cuadro y al interior de Filosofía y Letras, no habrá cosa semejante en estos días.
Convocan el Postgrado en Letras, más los Colegios de Estudios Latinoamericanos, Filosofía, Historia, Letras Clásicas, Letras Hispánicas, Letras Modernas, Literatura Dramática y Teatro, Pedagogía y la Maestría en Cultura e Investigación Literaria de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, para los próximos 6, 7 y 8 de febrero. Aquí el programa:
Ahora pídele que lo escriba directamente en una página de Internet, como una improvisación, un "palomazo" (jam session) literario.
Desde que presiona su primer tecla, rastréalo. Toma el tiempo, graba por dónde se mueve su cursor, lo que hace, cuánto se detiene, sus pausas; descubre lo íntimo de su proceso creativo.
Ahora, publica los poemas resultantes, y las grabaciones de estos procesos, para que los lectores escudriñen y disfruten el camino del poeta; una repetición como videograbada, de la factura de un poema...
Aborrezco el asunto de "todos los derechos reservados" porque reutilizo mi cultura para hacer música para cine mudo, porque hago código para computadoras desde los ochenta, y soy amante de los temas con variaciones en la música y el arte. La cultura es un proceso. Todo esto me ha enseñado que copiar, replicar, reusar, imitar y compartir es el sustento del arte, de la ciencia y mejor que eso: de la vida.
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