La SACM, compositores y los recintos del INBA. Otro golpe al flujo libre de objetos culturales.


El argumento de "se obtendrán más ganancias para los compositores" es alentador y de primera instancia no puede más que parecer algo bien intencionado.

Lo era, antes de que los movimientos y acciones en favor de la cultura libre en el mundo, hicieran notar los problemas que esto representa cuando las estrategias para lograrlo son subjetivas.

El INBA abre, o mejor dicho facilita esta semana el paso de la SACM, Sociedad de Autores y Compositores de México, encargada de "recaudar" regalías del "uso" o ejecución de música de sus compositores afiliados.

Tras un acuerdo que han firmado las dos instancias esta semana, se hace más "eficiente" / ávida la recaudación de dinero para los compositores de concierto afiliados a la SACM cuando sus obras sean ejecutadas en foros del INBA.

Si bien el concepto de regalía no tendría que estar equivocado, el problema desde hace mucho tiempo ha sido la interpretación imprecisa y subjetiva que organizaciones como la SACM en México, o la SGAE en España hacen de esta recaudación de dinero. Buscan cobrar por toda presentación pública de la obra, y por otros casos especificados en su página electrónica, que incluyen la "escucha pública" de una grabación.

Sin embargo, este método de recaudación lastima (presumo, sin querer) la transmisión de objetos culturales. Dicha con mucha ligereza y como una de tantas observaciones posibles: incluso las ejecuciones o exposiciones públicas de una obra musical que no representen un ingreso para los intérpretes o promotores, deben pagar bajo petición de la SACM un gravamen que beneficie a sus afiliados. En lo personal y en el caso de muchos intérpretes conocidos, ponderaremos por supuesto la ejecución de obras de compositores cuya música no esté involucrada con estos organismos de control.

Esto reitera la avidez por la recaudación fácil de dinero, no de "los compositores mexicanos", sino de una organización que representa, curiosamente y en su mayoría, a los compositores mediáticos; una organización que a través de instancias demasiado "pequeñas" dentro de la SACM trata de afiliar también a músicos "de concierto", con la promesa de ofrecer "protección".

De ahora en adelante, todos los recintos del INBA rendirán cuenta, supongo, de sus programaciones, para llamar la atención de los inspectores de la SACM que, supongo, lidiarán con los ¿intérpretes? o ¿sus representantes? para gestionar ¿estos pagos?

Cuál es el verdadero daño, cuál la alternativa

El sistema de regalías que se hereda de generación y generación, crea cotos de poder, nepotismo, pero sobre todo, interrumpe la posibilidad de que la OBRA de un autor quede en manos de la gente, de otros creadores o del artista. La relación compositor - intérprete - público, sin intermediarios, se quebranta con argumentos que sólo benefician a instancias e individuos que persiguen la obra que dejó un creador, porque les representa un ingreso con las manos caídas... muchos de ellos ni siquiera trabajan por la promoción de ese patrimonio, de la obra de un compositor muerto o de la regrabación de la misma, pero esperan gozar de los beneficios de un legado simbólico y por supuesto, cultural, que no les pertenece sólo a ellos... que nos pertenece a todos como cualquier obra de arte...

Los más importante en esta reflexión, es divulgar el hecho de que HAY OTRAS FORMAS DE PROMOVER LA LABOR DEL COMPOSITOR. Debemos de ponderar las alianzas entre intérpretes, instituciones y compositores vivos para que en efecto, fomentemos la composición musical bajo propuestas indispensables como:

  • No cobrar a los beneficiarios de la música más fieles: la sociedad. Generar en cambio mecanismos y proyectos sustentables que permitan los ingresos económicos para los creadores en vida. El compositor no está solo.
  • El patrimonio que un compositor puede dejar a su propia familia, no debe ser diferente del que puede dejar un arquitecto, un contador etc. El patrimonio que puede dejar a la humanidad, es mucho más valioso.

Aunque no esté de acuerdo, en lo que a mi concierne siempre he buscado respetar las disposiciones de la SACM, y no convoco a dejarlo de hacer. Pero la sociedad civil y los partidarios del flujo libre de objetos culturales, tendremos que buscar crear límites tarde o temprano.

Patética negociación, en tiempos en los que son necesarias muchas otras negociaciones y acuerdos en las instancias mexicanas de promoción cultural. Un momento en el que al finalizar un sexenio, no hubo avance en la oferta de una ley estructural convincente para los artistas, creadores y sobre todo para los trabajadores del Instituto Nacional de Bellas Artes en México.

Vía El Universal.

(¿En qué lugar del gobierno mexicano se está ponderando la relacioń con la SACM? Infiero que esto debe venir incluso de algún lugar en las cámaras; en algún lugar del poder legislativo... pero en realidad esas sólo pueden ser especulaciones. Debemos estar alertas.)

Ilustración: waffler.

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