El día de ayer, Mistlav cumplió 80 años. Con todo y su ataque fiero en el instrumento hasta en las obras de Bach, es un virtuoso. Recordamos algunas notas sobre su ideología y religiosidad en una entrevista con Juan Pedro Quiñonero:

Usted sufrió en su carne algunas de las páginas más dolorosas y endemoniadas de la vida del hombre del siglo XX, ¿cuales son sus esperanzas y temores ante el siglo que comienza?

- Mire, hace poco estuve en el norte de Alemania, en un lugar desde donde los nazis lanzaban sus bombas teledirigidas contra Londres… en ese mismo lugar, yo estuve dirigiendo el Réquiem de mi amigo Benjamín Brittain. Al acabar la interpretación, estaba llorando. Y había otros espectadores, ingleses y alemanes, que también lloraban. En el mismo lugar desde donde se fabricaban instrumentos de muerte y destrucción, el hombre, ingleses, alemanes, un ruso como yo, interpretábamos una obra de perdón y misericordia, de memoria y reconciliación. El hombre del siglo XX bajó a los infiernos más atroces de la historia; pero, finalmente, a través del arte, a través del perdón y la compasión, nosotros podemos seguir viviendo y transmitiendo nuestra fue, nuestra confianza y nuestra esperanza en el arte y la belleza, que nos harán libres.

Si bien en el sonoblog no sentimos tan "exactamente" alla Rostropovich, nos sumamos al desafío nitzschiano: vivan un día sin la esperanza del arte y la belleza sin morir de cerebralismo y a merced de la realidad (risa macabra).

O ya bien, quien podría escuchar el Concierto en Mi mayor para cello de Shostakovich sin conmoverse, y una vez no conmovidos, no demostrar insensibilidad...

Vía Una temporada en el infierno.