En postes de luz y teléfono de Coyoacán y zonas de consumidores de músicas no-tan-sólo-mediáticas en la Ciudad de México, se encuentran pegados posters del concierto de Lila para el día de mañana. Un despliegue francamente espectacular de publicidad para una artista que carga gran profundidad en sus letras y estilo lírico de canto.

Su disco "La Cantina" es a mi parecer, una transposición de los procesos creativos de la Downs de hace algunos años, antes plagados de una producción lacónica en timbres y procesos de postproducción, a la esfera del sonido digital del siglo XXI... (sigue)

El resultado, un verdadero platillo creativo, artificial sí como muestra sonora (podría ser una más en el amasijo de discos bien y costosamente post-producidos que integran el capital sonoro de las grandes ciudades), pero impresionantemente profundo, sincero, arraigado y disfrutable como pocos materiales de música mexicana popular, en conexión con pasados musicales he escuchado. "La Cantina" podría ser, un punto de llegada en la búsqueda del equipo de Lila rumbo a la conexión entre sonoridades tradicionales y medios digitales de post-producción.

¡Bravo Lila! Una gran obra en múltiples sentidos. La misma muchacha que ensuciaba sus zapatos de tierra de colores en la mixteca oaxaqueña para cantar, ahora atasca de sensaciones en momento culturalmente beligerantes para las salas, los audífonos, los puestos y demás espacios sonoros de la urbe transcultural...

Por si fuera poco, su campaña en Internet ha sido inteligentemente guíada; la aparente autora de su página Erandy Vergara, ha preparado una propuesta casi perfecta. El proyecto de Lila Downs se ha unido a los artistas que estamos operando en medios colaborativos: primero con un podcast producido por la gente de Dixo, de quienes siempre prefiero tener comentarios parcos (todavía no sé cómo referirme a ellos en el contexto de la blogósfera mexicana, más allá del ejemplo que dan con un "buen negocio"... finalmente no tiene por qué ser otra cosa), y una página oficial que produce un FEED RSS que espero que ya todos tengan, sobre todo para recoger sus ideas jocosas, recetas y personalidad burbujeante que la caracteriza.

Pero no todo lo bueno puede ser tan bueno. Algunos discos de Lila han caído en manos del egoísmo de sus distribuidores, que incluyen formas de protección para su digitalización (ACTUALIZACIÓN: Esta observación ameritará un "post" especial más adelante). Por esto, es probable que jamás lleguen a mi fonoteca (no los puedo cargar en mis dispositivos digitales a través de software libre... son como discos vacíos para mi forma de escuchar música... me roban la música de Lila), pero podré compartirlos acompañado, en la fonoteca de alguien más, junto a sábanas de manta o de algodón, vigilados por una botella de tequila que, finalmente, armonizará con la sensibilidad pasionaria y suavecita de la Downs que para esos casos... es indispensable.