Dos documentales de "denuncilla" están por estrenarse.

Siempre he sido crítico y en momentos detractor del documental político estadounidense de denuncia (Michael Moore su más activo promotor). La tendencia ha sido adoptada por esfuerzos que me parecen demasiado exaltados y poco propositivos, donde el ímpetu de denuncia audiovisual del documentalista, diluye ciertos encantos cinematográficos de las piezas, para convertirles casi siempre en fenómenos audiovisuales mediáticos.

Sin embargo, he visto todas las piezas del género que he podido, y por eso me entero por múltiples fuentes sobre una nueva obra del realizador Aaron Russo titulada From freedom to fascism, de recién estreno el 28 de junio.

Algo que sin duda llama mi atención es que su distribución sea independiente, a diferencia de documentales de denuncia como Who killed the electric car?, cuya colocación en los proyectores de miles de cines correrá a cargo de Sony Pictures Classics.

Documentales de denuncilla...

Una suave denuncia contra General Motors es lo que al parecer presenta la pieza de Sony, en un momento en el que la inmimente crisis del petróleo preocupa sobre manera a dirigentes y ciudadanos estadounidenses; un momento en el que cualquier denuncia al respecto, ya suena a mofa por su anacronismo. La película anti GM ha sido dirigida por el un-poco-infame-todavía Chris Paine. Por supuesto, el objetivo de esta película de recursos generosos tanto en su distribución como en otras áreas, comparte al parecer moto ideológico con las obras de Moore, o la aplaudida The Corporation, de los canadienses Mark Achbar, Jennifer Abbott y Joel Bakan. Esta última es un intento de ensayo documental, a propósito de la inconsciencia, ignorancia y dolo con el que grandes empresas pisotean el devenir de comunidades y recursos naturales, en pos de la identidad legal de una persona, que en realidad es un conglomerado de empresas.

Este género de documental regañón y lascivo solicita al espectador derimir de su experiencia cinematográfica, una serie de elementos narrativos que terminan extrañándose tarde o temprano. De lo que he visto, The Corporation es la pieza que por momentos escapa a esta generalización (aunque sea por un margen delgadísimo).

Pero, cuando el cine documental adopta esta postura, no queda más que verlo pasivamente en cuanto a la forma y concentrarse en el fondo. En ese caso, la mayoría de las piezas del género, parecen caracterizarse por una falta de contrapropuestas o antítesis elaboradas por sus autores; la denuncia sin renuncia al universo de la película, para expedir un juicio entrado en la vida real.

Ver a Moore hacer gaznadas y protestas no es necesariamente una contrapropuesta. Verlo terminar la venta de armas de fuego en Walmart es casuístico. Para colmo, las otrera válidas causas de este director con sobrepeso, se difuminaron cuando firmó un contrato con FOX TV para conducir su programa semanal.

¿En dónde está la funcionalidad de estos documentales? En principio hay una bien reconocida en taquilla, pero... ¿y más allá?

¿Qué será de la señalada Freedom to Fascism? Resta esperar su estreno y mientras tanto tendrá todo nuestro apoyo; y aún después de estrenada otro tanto, gracias a su naturaleza independiente. Su primera presentación en Cannes 2006 parece haber sido muy exitosa.

Más o menos en el mismo tiempo, en los cines más lujosos y con palomitas acarameladas, nos tocará ver Who killed the electric car?.

En ambos casos y como dice mi amigo Paolo Minuto... buona visione.

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