"Oasis sonoro" en Bellas Artes.

Me será imposible tener una opinión al respecto de la instalación producida para la explanada de Bellas Artes. No tendré oportunidad de escuchar una buena parte de las obras que sumadas ocupan 24 horas del espacio sonoro frente al Sears, y edificio del Buen Tono de antaño.

Sin embargo, KUDOS para Francisa Rivero-Lake, Wolffer y Caleya por esta deliciosa excrecencia acústica.

Y claro, a los non-ruidosos y ruidosos Mario de Vega, Luz María Sánchez, Manuel Rocha Iturbide, Rogelio Sosa y Guillermo Galindo, Merzbow de Japón, Radioqualia de Nueva Zelanda, Chris Watson y The Illustrious Company: Martyn Ware y Vince Clarke de Reino Unido, Slavek Kwi de República Checa, y los estadounidenses Maryanne Amacher y Ultra-Red; cuyas obras de dos horas cada una, se escuchan a través de 16 canales independientes en 38 bocinas.

Confieso que algunas de las que he escuchado me parecen horrorosas. A mi gusto, una intervención sonora al ruido de La Ciudad no es demasiado interesante si es caótica y llena de "ruido". Sin embargo, los momento en los que un colchón armónico o un ostinato rítmico hacen contrapunto con el organillo, un camión con los frenos desalineados, o el ruido catostrófico de millones de automóviles la situación cambia.

Es curioso pero, quizás lo más reaccionario en este caso, se antoje mucho más contestatario. Llevar el caos a la sala de cocierto, todavía es medianamente divertido, al revés... no lo sé.