2013 fue un año revelador. Supimos que los riesgos que previeron activistas de movimientos sociales y el software libre sobre la violación posible a nuestro espacio privado por parte de empresas y gobiernos, eran una reflejo pálido y vago de la verdad revelada a través de los esfuerzos de Snowden y otros alertadores. Es momento de concentrarse en el respeto que nuestros gobiernos deben guardar en torno a nuestra privacidad en nuestras redes y dispositivos digitales. Porque la cultura está construída a través de esos hermosos actos privados de hombres y mujeres, que sólo saltan al espacio público en aras del bien común.

LEE LOS PRINCIPIOS de la iniciativa Necesario y proporcional Y FIRMA. Yo lo hice ya, te invito a que reflexiones y firmes también.

Los activistas del movimiento de cultura libre y software libre fuimos tachados de paranóicos; los militantes de las licencias copyleft para software y contenidos culturales que fluyen a través de la red nos “rasgábamos las vestiduras” a decir de profesionales de distintos ramos a razón de la obsesiva ofuscación de procedimientos y acciones ocultas en nuestros sistemas operativos, privativos y también de código abierto no libre.

HOY, sabemos que la vigilancia y tráfico de nuestros datos puede estar comprometida de manera desproporcionada. ¿Es necesario que la seguridad nacional y personal de terceros utilice mecanismos de irrupción para desvelar a personas o instituciones que nos amenazan? Es tan necesario como el momento en que una autoridad genera una orden de cateo en un espacio privado, tras un proceso de averiguación y/o juicios.

¿Por qué entonces los gobiernos pueden violar nuestros espacios digitales privados sin una orden o procedimiento jurídico?

Sabemos que nuestros datos están en potencial riesgo en los servicios de nube o en manos de terceros que no tienen depositada nuestra confianza a nivel personal, pero por ahora, la iniciativa a la que me sumo públicamente está concentrada en el respeto de los gobiernos frente a nuestra privacidad.

Van más de 11,000 firmas en el mundo y más de 300 instituciones. Únete, esta demanda es irreductible y muy importante; es el primer gran paso. El espacio digital privado no debe desaparecer jamás.