El sonoblog sólo está abierto al radicalismo en UNA sola cosa: la militancia a favor del uso del software libre en la creación y promoción artística (quizás cuando salga de los treinta tempranos se apacigüe este espíritu, mejor aprovechar).

Por esto, celebramos en el sonoblog el rechazo de la Union Europea a las patentes de software, debate que acaba de irse de nuevo al baúl cuando 100 cabezas en el Parlamento Europeo reunidas en Bruselas, discutieron por última vez en un buen tiempo sobre el tema: la discusión salió de las agendas oficialmente.

Queda fuera de lugar el culto a las iniciativas propietarias y privativas de la tecnología. Después de 3 años ejerciendo la promoción cultural en un 99% sólo con herramientas de software libre (el 1% restante es para estar en contacto con los usuarios presos en tecnologías cerradas), me queda claro que no hay más opción; NINGUNA se equipara en libertades y facilidad de acceso. En ningún caso he visto como un grupo de usuarios repentinamente, descubre y cubre sus propias necesidades frente a un CPU, que en un entorno libre.

Hay cosas mucho más importantes que el software que utiliza un artista, comenzando con la creación artística misma; de tal forma, la herramienta sólo es importante en el momento de su desarrollo, y debe de volverse absolutamente trivial al momento de utilizarse. Y es este justo el camino de las aplicaciones libres: una comunidad concentrada en el código, y una comunidad concentrada en la experiencia de usuario; ambas radicando en el mismo espacio y valor simbólico. Es decir, lejos de el esquema mesiánico Gates / Jobs que se anuncian como prometeos de cientos de usuarios.

Los verdaderos mesías somos todos aquellos que creamos; y partiendo del hecho que todos somos creadores en potencia, la producción de herramientas para la creación no puede funcionar conforme a mesías.

Con tal cantidad de alternativas libres, comenzando con sistemas operativos completos y gratuitos construidos sobre el kernel de Linux, es lamentable que todavía se escuche al pragmatismo ignorante de los "fashion victims", aconsejar a un artista diciendo: "tu eres artista, tu deberías comprar una MAC".