Joëlle Léandre y Lauren Newton, improvisaciones. Desde ese lado de la hegemonía.
Una sesión de improvisaciones el pasado martes 4 de abril, que renunció a inscribirse en las tradiciones europeas de concierto, logrando una filiación sutil pero muy firme con las músicas de otras tradiciones sonoras. Bajo el escenario, un público principalmente joven pero de distintas proveniencias, con los oídos más tradicionalmente educados y renuentes, o más obsesivamente postmodernos... todos siguiendo una ejecución guíada por el momento, el virtuosismo instrumental, y un paradigmo algo innovador en el casi vacío Teatro de la Ciudad, México D.F...
La presentación
Las intérpretes entraron al escenario. Joëlle Léandre, una mujer corpulenta de presencia carismática y Lauren Newton*, de cabello corto, rubio y sencilla. Joëlle tomó el contrabajo, revisó afinación e intercambió una instantánea mirada con Lauren; se balanceó suavemente tomada de su instrumento, y comenzó a improvisar.
Lo primero que reconocimos fue una habilidad y perfección en la ejecución del instrumento, que minutos después fue secundada por Newton, quien se incorporó con sutileza a a una suerte de raga proveniente del contrabajo. Pocas o ninguna alusión a la armonía tonal tradicional de occidente.
La Primera improvisación se antojó como una iniciación, tanto para ellas como para el público; un reconocimiento mutuo de identidades culturales, de lenguajes sonoros, de estéticas y de niveles de concentración. Algunos tuvimos dificultad para aceptar y descifrar la afinación de Newton; claramente Joëlle y Lauren estaban apelando a una estética ajena a sus propias culturas. Muchos armónicos en el contrabajo, golpes col legno,
Después de la ovación que agradeció el trance de la música, la segunda improvisación transcurrió con una actitud relajada por parte de ambas. Las intérpretes continuaron utilizando técnicas de ejecución extendidas en sus instrumentos. En la tercera, la impresión de la afinación diluida se desmintió cuando Newton cantó intervalos atonales en afinación temperada con una precisión increible, y Léandre le respondió con algo que anunciaba un oído absoluto, o al menos absolutamente educado.
Vinieron dos improvisaciones en solitario. La primera de Joëlle, quien nos dejó boquiabiertos en un despliegue de técnicas de ejecución impresionante, con un arco que más parecía un pantógrafo perfectamente alineado con el contrabajo, reproduciendo ideas musicales. Joëlle cantaba también. Rumbo al final de su improvisación, el carácter visceral de la pieza explotó con un juego de desmangues que hicieron discutir violentamente a dos personajes imaginarios, que ella presentó mascullando la discusión con su voz... la improvisación terminó diluyéndose con una ovación.
Tocó el turno en la quinta improvisación a Lauren sola, quien, en el humor opuesto, serenó a los presentes con líneas melódicas que ocupaban su extenso registro vocal. Pero no sólo eso... también sus impresionantes habilidades para producir multifónicos con la voz, intervalos de quinta, tercera (¡!) y octava producidos por una sola persona, constituyeron un segundo despliegue de virtuosismo en solitario.
Juntas de nuevo, presentaron una muy lúdica sexta improvisación. Fue la única en utilizar palabras en inglés para la voz, con las que las intérpretes contaron la historia de un cerdo rejego, que termina accediendo a regresar a casa por la cadena de sucesos que provocó un gato que asustó a un ratón, que royó una cuerda que ahorcó a un carnicero etc. etc. Joëlle dejó ver habilidades como contrabajista de jazz.
La atmósfera que se respiraba en el Teatro de la Ciudad era de constante gozo. Siguieron una séptima pieza, con alusiones rítmicas y tonales a las música tradicionales del Cairo. En la octava, Joëlle percutió el contrabajo en un tempo lento, como un gran corazón. Contrabajo y mujer parecían un cuerpo único, grandielocuente y grave.
Llegó así la última improvisación de la noche, con muestras de técnicas guturales en la voz, aprendidas de los cantos tradicionales del interior de Mongolia, o de el canto aborigen australiano.
Joëlle y Lauren intercambiaron menos de 10 palabras con el público a lo largo de la noche,
Apropiación desde ese lado de la hegemonía cultural.
No sé de alguien que no haya salido satisfecho de ese concierto.
Joëlle y Lauren mostraron no sólo un absoluto dominio instrumental, sino también una cultura musical de mucho trabajo en torno a las músicas de oriente y oriente medio entre otras manifestaciones.
Ambas viven y estudiaron en medio de culturas que, desde la "percepción del otro" son hegemónicas. Sin embargo, aunque en momentos estuve a punto de juzgarlas durante el concierto, la comprensión legítima de los lenguajes me sumergieron en un océano de disfrute.
Una apropiación profunda del sobrenombrado "world music",es atípica en un universo de educación musical, en el que todo conocimiento de tradiciones se absorbe inmediatamente, sin violencia simbólica, integrándose sin problemas con el riesgo de ser trivializado.
A mi parecer, para que la asimilación suceda son necesarias percepciones y sensibilidades como las de Noëlle y Lauren. Sé, no obstante, que muchos tendrán opiniones diversas.
No hay que olvidar que los músicos de repertorio musical europeo en México, y en países que no mantienen influencias de hegemonía cultural, pasan por esos procesos de encuentro con tradiciones musicales fuera de su cotidiano, a través de procesos más difíciles, que casi siempre conllevan el camuflaje de la inconsciencia (Costa Vázquez-Mariño, 1977), referido por Bourdieu y Passeron en los años setenta.
¡Tenemos mucho que aprenderles!
Considero que esta es una de las propuestas más sólidas de improvisación que hemos escuchado en la Ciudad de México.
Aun cuando la estética final de la propuesta no me pareció fuera de lo común, si constituye en mi opinión un uso formidable, pleno y sin cortapisas de la creatividad y tremenda cultura musical de las intérpretes; un espectáculo fuera de serie y que en momentos, sinceramente, me hizo derramar alguna lágrima que debió perderse en medio del oleaje de emoción y entrega al que nos sometieron estas mujeres.
Es formidable, que de ese lado de la hegemonía haya personas sensibles apropiándose de sonidos lejanos, de la mejor manera en que lo pueden hacer... colocándolos en sus mentes, manos y gargantas...
Gracias muchas, Joëlle y Lauren...
[El miércoles y jueves, Joëlle dió un taller de improvisación para músicos mexicanos; desafortunadamente no pude asistir a este, pero si alguien sabe de algún/a afortunado/a que haya estado ahí, sería bueno lanzar a la blogósfera las reflexiones sobre él.]Luis
Costa Vázquez-Mariño, Luis
1997: "Práctica pedagógica y música tradicional", en Revista Transcultural de Música. Sibe Trans Iberia. España. ISSN:1697-0101.
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